Editorial Metroscubicos.com / Santiago Guzmán Montaño
Una correcta distribución, orientación y el tamaño óptimo de los espejos, puede modificar de forma asombrosa cualquier espacio de nuestra casa, dando paso a efectos visuales sorprendentes.
Los espejos están entre los elementos decorativos más sencillos de instalar y de los que más posibilidades ofrecen a la hora de renovar cualquier estancia. Su capacidad para crear una sensación de mayor amplitud es conocida, pero es importante saber dónde colocarlos y cuál es el modelo que mejor va en cada lugar.
Independientemente de los gustos de cada persona, los espejos son magníficos adornos capaces de dar un estilo actual, alegre y luminoso. Las distintas modas han influido en su uso y ubicación, pecando, en muchas ocasiones, de exceso o carencia.
En este sentido, hay que destacar dos aspectos: una estancia con demasiados espejos (hasta en el techo) no conseguirá el objetivo de aparentar amplitud sino que creará un efecto contrario, el de un ambiente agobiante. En el otro lado, una habitación sin un solo espejo (en especial si es pequeña y no tiene ventanas) carecerá de puntos focales en los que la vista pueda expandirse acentuando la sensación de cuarto pequeño.
Hay que aprovechar los espejos al máximo
Los espejos son como una ventana, un foco de atención pero que sólo refleja lo que le rodea, consiguiendo dos efectos fundamentales: profundidad y visión “3D”.Aunque sea evidente, hay que tener en cuenta que en él se verá lo que esté justo enfrente, algo que, por supuesto se sabe, pero en ocasiones olvidamos a la hora de decorar. Nunca coloques un espejo frente a una pared vacía por mucho que luzca muy bien en ese lugar. Esa pared sin nada “rebotará” anulando cualquier efecto de profundidad. Lo ideal es situarlo frente a una ventana para que el exterior “entre”, por ejemplo, en la sala.
A falta de un buen ventanal, puedes dirigirlo hacia algún lugar de la estancia especialmente agradable: un rincón donde tienes varias plantas, otra pared en la que esté tu cuadro favorito o un elegante tapiz, o simplemente hacia esa lámpara que deprende una luz acogedora para que, cuando esté encendida, su luz incida en el espejo y potencie la luminosidad de la estancia (otra opción para conseguir el mismo resultado es colocar un aplique justo delante del espejo para que éste refleje y expanda la luz).
El llamado efecto 3D hace referencia a la capacidad del espejo para reflejar objetos cercanos. Colocarlos en el interior de una vitrina o estantería (pequeña), o en algún rincón apagado en el que haya, tal vez, una coqueta o mesita auxiliar llena de detalles que pasan desapercibidos, es una excelente idea. El espejo mostrará la parte trasera de esas figuritas y adornos haciéndolas más atractivas a la vista. Una simple planta delante de un espejo se verá por delante y por detrás, cobrando así protagonismo en la estancia.
Nuestras sugerencias
Hay espejos para todos los gustos y adecuados para los distintos estilos decorativos. Los hay de distintas formas y tamaños (recuerda que los puedes encargar a la medida) y además cambian notablemente si están o no en un determinado marco.A la hora de elegir el que más se adapte a tus necesidades debes tener en cuenta estos y otros aspectos, por ejemplo: la tonalidad (más claros, con matices bronce u oscuros con efecto casi negro), si están pulidos o biselados, si llevan un marco demasiado vistoso, si son adecuados para la estancia elegida (baño, recámara, cuarto de niños), etcétera.
Algunas ideas para acertar con el más indicado en cada caso y con su mejor colocación son:
• Por norma general, los espejos grandes son adecuados para las estancias principales de la casa, especialmente la sala o comedor. Pueden quedar muy bien frente a una ventana, sobre un aparador que refleje una determinada zona o creando curiosas composiciones, es decir, espejos de distintos tamaños colocados cerca unos de otros consiguen un diseño original (como un modernísimo puzle). Idea perfecta para una sala con un toque vanguardista.• Los espejos con formas (soles, estrellas, lunas, etcétera) son divertidos pero pueden llegar a cansar. Son perfectos para estancias pequeñas porque consiguen un efecto luminoso y alegre, como si fueran “destellos” en la pared. Pueden elegirse para un cuarto de TV o un pasillo estrecho que ganará en amplitud y resultará mucho más confortable.
• Los marcos demasiado anchos o con muchos adornos restan protagonismo al espejo en sí mismo y minimizan sus efectos.
• Los espejos de pie, aparte de ser útiles, resultan elegantes y son un magnífico adorno en un recibidor o la recámara, sobre todo si el espacio es limitado. Una buena idea es colocarlos en alguna de las puertas de los clósets. Otra solución para crear una separación entre la zona de dormir y la de escritorio sin sobrecargar y generando sensación de amplitud es dividirlas mediante una estantería baja con fondo de espejos o con un original biombo del mismo material.
• En el baño, los espejos son fundamentales y nunca sobran. Al menos uno grande sobre el lavabo es imprescindible.
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