12 de Octubre del 2012 | Editorial Metroscubicos
El 1 y 2 de noviembre, en México se celebra el Día de Muertos, una de nuestras grandes tradiciones que mezcla la devoción cristiana con las creencias prehispánicas y que tiene como máxima representación el altar u ofrenda, en el cual cada uno de los elementos que se colocan tiene un significado especial.
La celebración de Todos los Santos y Fieles Difuntos, se mezcló con el Día de Muertos que los indígenas festejan desde los tiempos prehispánicos. Los antiguos mexicanos, o mexicas, mixtecas, texcocanos, zapotecas, tlaxcaltecas, totonacas, y otros pueblos originarios de nuestro país, trasladaron la veneración de sus muertos al calendario cristiano.
Antes de la llegada de los españoles, esta celebración se realizaba en el mes de agosto y coincidía con el final del ciclo agrícola del maíz, calabaza, garbanzo y frijol. Los productos cosechados de la tierra eran parte de la ofrenda.
Los Fieles Difuntos, en la tradición occidental siempre ha sido un acto de oración por el descanso de los muertos. Y al ser tocada esta fecha por la tradición indígena se ha convertido en fiesta, en carnaval de olores, gustos y amores donde los vivos y los muertos conviven.
Día de Todos los Santos y Día de Muertos
La festividad del Día de los muertos de divide en dos partes, la primera es el Día de Todos los Santos, el 1 de Noviembre, y la del Día de los Muertos del 2 de Noviembre.
El día primero se celebra la fiesta de todos los difuntos que tuvieron una vida ejemplar, así como también de los niños. Esta celebración es pequeña en comparación con la del Día de Muertos.
Entre las tradiciones está colocar altares para los santos en las Iglesias y muchas familias acostumbran poner altares para sus niños muertos, ya sea en la casa o sobre las lápidas en los cementerios. Los altares son adornados con papel de colores, flores de cempasúchil y juguetes como carritos, muñecas, dulces, etcétera.
El 2 de Noviembre es la máxima festividad para los muertos, la cual está llena de múltiples costumbres. Mucha gente lleva flores a las tumbas de sus muertos, pero para otras representa todo un rito que comienzan desde la madrugada cuando empiezan a colocar altares sobre las lápidas de sus familiares muertos, los cuales tienen un gran significado ya que se cree que con ello se ayuda a los difuntos a llevar un buen camino.
Las familias pasan largas horas trabajando en el altar, muchos de estos altares son considerados verdaderas obras de artes, ya que reflejan el trabajo, dedicación y creatividad de la gente para ofrecer un buen altar. Existen muchas formas de realizar altares de muertos, la más sencilla la suele hacer mucha gente dentro de sus casas sobre una mesa cubierta con un mantel se pone una fotografía de la persona fallecida y se adorna con flores y algunos recuerdos.
La ofrenda de muertos
Según la tradición, la ofrenda que se presenta el 1 y 2 de noviembre constituye un homenaje a un visitante distinguido, pues el pueblo tiene fe de que el difunto a quien se dedica habrá de venir a disfrutarla. Se compone, entre otras cosas, del típico pan de muerto, calabaza en tacha y platillos de la cocina mexicana que en vida fueron los preferidos del difunto.
También se emplean ornatos como las flores, papel picado, velas, calaveras de azúcar, los sahumadores en los que se quema el copal.
La creencia antigua dice que "cuando el individuo muere su espíritu continúa viviendo en Mictlán, donde residen las almas que han dejado la vida terrenal. Dioses benevolentes crearon este recinto ideal que nada tiene de tenebroso y es más bien tranquilo, donde las almas reposan plácidamente hasta el día, designado por la costumbre, en que retornan a sus hogares para visitar a sus seres queridos. Aunque durante esa visita no se ven entre sí, mutuamente ellos se sienten".
Desde remotas épocas hasta la actualidad, el "banquete mortuorio" resplandece en todas las casas, desde los humildes jacales o casas rústicas, hasta las más elegantes residencias. La comida ritual se efectúa en un ambiente en el que vivos y muertos se hacen compañía.
Preparación del altar
La representación del altar de muertos varía según la idiosincrasia de cada una de las culturas, así como las costumbres de cada una de las familias.
Según la tradición, el altar debe de constar de siete escalones que representan los siete niveles que tiene que pasar el alma de un difunto para poder descansar. Estos altares se realizan generalmente en lugares donde haya espacio suficiente para que quepa todo el altar, el cual debe ser barrido con hierbas aromáticas hacia los cuatro vientos un día antes del Día de Muertos.
Primero se construye el esqueleto del altar, ya sea con cajas de cartón, madera o lo que se encuentre a fin de que queden bien cimentados los siete niveles, de los cuales el séptimo debe de estar casi a la altura del suelo y sobre él se pone el segundo nivel que es un poco más chico que el primero y así sucesivamente hasta llegar al primer nivel, cada escalón es forrado con tela negra y blanca. Cada escalón tiene un significado y debe contener objetos específicos como:
• En el primer escalón se pone la foto del santo o virgen de la devoción.
• El segundo escalón es para las ánimas del purgatorio.
• En el tercero se pone la sal para los niños del purgatorio.
• En el cuarto va el llamado "pan de muerto", el cual es adornado con azúcar roja que simula la sangre. Por tradición el pan lo elaboran los parientes del difunto, ya que es una consagración.
• En el quinto escalón se pone la comida y la fruta que fueron los preferidos del difunto.
• En el sexto nivel se coloca la foto del difunto a quien se dedica el altar.
• Y en el último escalón va la cruz de un rosario hecho con tejocotes y limas.
Lo que no debe faltar en la ofrenda
1.- La flor de cempasúchil o flor de los mil pétalos es quizá el principal elemento. Su lugar en el altar se debe a su florecimiento después de la temporada de lluvias. Sus pétalos son utilizados para trazar caminos que dirigen a las almas de la entrada del hogar a la ofrenda, además de colocarse en floreros y arcos.
2.- Un arco que se coloca encima de la ofrenda, pues se dice que es la entrada de los muertos hacia el mundo de los vivos. Es a través de ese "portal" por donde nuestros seres queridos ya fallecidos entrarán para convivir con nosotros.
Tradicionalmente este arco se construye de carrizo o palmilla y se decora con flores para hacerlo más vistoso. Sin embargo hoy día es raro ver un altar con un gran arco elaborado de flor de cempasúchil. En diversas regiones del país los elaboran con carrizos de bambú atados con lazos.
3.- Calaveritas de azúcar. Aunque en un inicio eran de amaranto (pues el azúcar no existía como tal entre los mesoamericanos), estas figurillas dulces evolucionaron como una representación de los difuntos a quienes se dedica la ofrenda, es por esto que se les agrega su nombre en la frente.
4.- El pan de muerto es otro de los elementos infaltables en la ofrenda. Puedes comprarlo o elaborarlo tú mismo.
5.- Papel picado. Se dice que representa al aire, uno de los cuatro elementos presentes en la ofrenda. En San Salvador Huixcolotla, Puebla, puedes encontrar el mejor del país.
6.- Agua. Se colocan vasos con agua para la sed de las almas viajeras y como representación de otro de los cuatro elementos.
7.- Un retrato del difunto que generalmente se coloca en el nivel superior de la ofrenda.
8.- El incienso o copal es otra representación del aire y guía olfativa para los fieles difuntos que nos visitan.
9.- Color morado. Si de por sí la ofrenda de muertos ya es colorida, no debe faltar este color tradicional del luto.
10.- Las veladoras son la representación del fuego, una por cada difunto para iluminar su camino a casa.
11.- Platillos y bebidas preferidas del difunto.
12.- Dulces mexicanos para las almas de los más pequeños.
13.- Frutas, entre las que destaca la caña, ya que en algunas regiones de México representa los huesos.
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