Tuesday, May 8, 2012

Tips para desinfectar todo tu hogar

Editorial Metroscubicos. com / Gabriela Balcazar
 
¿Te has preguntado cuáles son las principales áreas de tu casa que podrían ser fuente de enfermedades para tu familia? Para empezar, rara vez pensamos que en nuestro hogar pueda existir el riesgo de contraer un virus. Casi siempre le atribuimos esta responsabilidad a los lugares públicos. Pero echa un vistazo a esto.


Un estudio realizado por la Universidad de Arizona demostró que más del 50% de los resfriados, y entre 50 y 80% de las enfermedades estomacales se adquieren en el hogar. Y es que 80% de los gérmenes se propagan a través del contacto con las superficies. Otro importante hallazgo es que hay más microbios en un trapo de cocina que en el WC.


Ricardo León, experto higienista y actual Director Global de Salud y Bienestar de The Clorox Co., explicó que esto responde a cambios en los hábitos de las personas, tales como un mayor relajamiento en el hogar “de lo que nosotros llamamos buenas prácticas”, y que han tenido lugar a partir de los años 60.


Estas eran acciones principalmente preventivas. “Son esos pequeños detalles que nuestras abuelas nos recomendaban para evitar que nos enfermáramos, como no llevarnos las manos a la nariz o comernos las uñas, pues además era mal visto”.


O bien, sencillas costumbres como limpiar y desinfectar adecuadamente; tener seguridad en la calidad del agua; hervir los trapos, así como la ropa cuando alguien estaba enfermo”, señala el también ingeniero químico por la Universidad de Buenos Aires.


Además de lo urgente y agitado de la vida actual, la evolución en la medicina con la llegada de los antibióticos también favorece este relajamiento, ya que según el especialista, la gente que puede tener acceso a ello, ha puesto su salud en manos del médico, pues sabe que si algo le pasa, tiene a quién acudir y “asunto arreglado. Aunque esto, claro está, tiene un costo y un impacto en la familia y en la sociedad”, anota.


Es decir, hoy vivimos más gracias al avance de la medicina, pero esto no significa que vivamos mejor.

Retorno a las buenas prácticas


 

Por ello, la transmisión del conocimiento en cosas simples, muy elementales, ayudarán mucho a que la gente mejore su situación con poco, o al menos se reducirán los riesgos de contraer enfermedades respiratorias y gastrointestinales.

Las prácticas que todos deberíamos tener como hábito, son:


• Lavarse las manos frecuentemente

• Estornudar y toser con el antebrazo

• Ventilar los ambientes para que el aire se renueve

• Limpiar y desinfectar las superficies para evitar la acumulación de microorganismos que pueden potencialmente propagarse y enfermarnos.


Respecto del primer punto, León señala que “la principal fuente de enfermedades son las manos, ya que tocan todo lo que encuentran a su paso, sin embargo, 70% de la población no pasa por el baño a lavarse las manos antes de sentarse a la mesa”.


Este dato no es menor, en especial cuando, por ejemplo, alguien es portador de un virus infectocontagioso, o bien, tiene una sencilla gripe o resfriado. Pero, ¿quién garantiza que esto no evolucionará a una enfermedad mayor, en especial en la población que tiene condiciones de salud un poco más frágiles, como son los niños y los ancianos?


Asimismo, el experto menciona que toser o estornudar en el antebrazo es una medida que evita que los microorganismos patógenos se rieguen a nuestro alrededor.


El contagio se produce, en general, a través del aire –entrando por nariz, boca y ojos—, o por el contacto con las superficies donde se quedaron virus y bacterias que pueden vivir de 48 a 72 horas, y algunas más complicadas, incluso permanecen ahí por semanas.


Y es que según explica Ricardo León, “un estornudo sale a una velocidad de 300 km/h y las partículas alcanzan a caer hasta tres metros de distancia a nuestro alrededor, si la persona no se cubre la boca”. Luego es importante lavarse las manos porque, de lo contrario, el patógeno se llevará a otras superficies.


En este sentido, ventilar las áreas y limpiar bien las superficies con productos como el cloro, son medidas que no deben faltar en los hogares, ya que esto reducirá la concentración y propagación de bacterias y virus.


Cabe señalar, citando a León, que la batalla de desinfección siempre será terrestre. Nunca se podrá librar a nivel aéreo, aunque sí se pueden contrarrestar sus efectos en la medida en que se renueve el aire, al ventilar los espacios, y se utilicen productos en aerosol que propicien su caída, para luego limpiarlos.

Focos rojos


 

Una investigación realizada por Clorox, en colaboración con el Centro de Investigaciones en Alimentos de Culiacán, Sinaloa, mostró que los hogares mexicanos tienen una situación muy similar a otros países en vías de desarrollo, respecto del ya mencionado relajamiento en las buenas prácticas. El estudio detectó la presencia de patógenos como Esquerichia Coli y Salmonella, responsables de infecciones gastrointestinales, entre otros microorganismos, en 11 diferentes áreas de la casa.


La cocina y el baño fueron los ambientes más contaminados. También se estudió el área de juego de los niños y el espacio de las mascotas.


En el caso de las enfermedades gastrointestinales, el higienista Ricardo León indica que efectivamente en su mayoría se generan en la cocina debido a la mala manipulación de los alimentos; a la falta de lavado de manos; a la tremenda contaminación que se concentra en esponjas y trapos; a una mala higiene del refrigerador; falta de desinfección de frutas y verduras, y a veces por la presencia de las mascotas que deambulan por ahí.


“La gente en general comete estos errores en la cocina. Es más, muchas personas han dejado de desinfectar esta área cuando es uno de los lugares que requieren mayor cuidado”, anota.


Durante el monitoreo que involucró 120 casas, y en el cual uno de los grupos se sometió a un protocolo de limpieza –el otro siguió con sus costumbres habituales de higiene—, se observó que en los hogares que usaron los productos Clorox hubo una importante reducción de microorganismos, logrando acabar con un 99.99% de virus y bacterias.

Tips para obtener efectivos resultados


 

Sanitización del aire. En todos los ambientes, pero en especial en los cerrados, se sugiere el uso de productos en aerosol. Aunque no descontaminan el aire –lo cual no es posible—, sí ejercen un efecto de sanitización del aire. Según León, estos productos trabajan con un mecanismo de arrastre: “Barren las partículas que están en el aire, las cuales se depositan en el piso o en una superficie. Una vez ahí, el activo desinfectante tendrá el tiempo suficiente de contacto con el microorganismos para eliminarlo”.


Mochilas y bolsas. Es común que cuando los niños vuelven de la escuela y los adultos regresan de trabajar, al llegar a casa pongan sus equipajes y bolsas –que han estado en el piso de la escuela o del carro— en la mesa del comedor, en los sillones, en la cama, en la cocina, y ahí empieza el problema.



Ricardo León recomienda usar percheros donde niños y adultos dejen sus mochilas, así como las bolsas. “Y con pasarles por fuera las toallitas desinfectantes, una vez a la semana, es más que suficiente”.


El baño.

En este espacio, el enemigo a vencer es el inodoro. Es como si ahí se concentraran todos los microorganismos de la casa. Se le echa un chorro de cloro, y pensamos que ya está todo resuelto. No es así, afirma León.


“Hemos descubierto a través de estudios que el lugar menos contaminado del baño es el WC”. Por ello, el especialista recomienda que además del inodoro, una vez al día, se debe poner en una cubeta cuatro litros de agua, una tasa o vaso de cloro, mojar un trapo, escurrir el trapo, pasarlo por la palanca de descarga, el vaso, la tapa, el asiento del inodoro y por las llaves del lavabo.


Picaportes.

Deben limpiarse con esta agua de cloro los picaportes de toda la casa, así como las llaves de agua.

La cocina.

Limpiar bien las superficies donde se pondrán los alimentos; lavar y desinfectar las frutas y verduras; lavarse las manos antes de tocar los alimentos y utensilios que se usarán. Desinfectar y cuidar el cruce de contaminación entre los trapos de manos, los lienzos para secar los platos y los que se usan para la limpieza. Lavar los trapos con cloro y cambiar con frecuencia las esponjas viejas.

La casa en general.

 Abrir las ventanas de todas las recámaras y espacios de la casa, dejar que circule el aire; limpiar las superficies de muebles, mesas, libreros, y pasar el trapo con agua clorada por los pisos de toda la casa, una vez al día.


Luego de la limpieza de las superficies, en los próximos 30 minutos esas superficies quedarán libres de microorganismos. “Al final del día, el mal llamado cloro –el hipoclorito de sodio— es un producto noble que siempre ha cumplido con lo que promete”, anota Ricardo León.

Mitos sobre el cloro


 

Es importante aclarar que el cloro es un gas, afirma Ricardo León, Director Global de The Clorox Co. Por ello, “nosotros no vendemos cloro, sino hipoclorito de sodio que en realidad es una sal producida a partir de la sal de mesa, y agua”. De esta manera, el especialista afirma que los productos que fabrican no tienen ningún impacto ambiental.


“Se genera una solución al 5% de hipoclorito de sodio, si dejáramos esta botella sin tocar durante un año, al destaparla encontraríamos que se ha degradado en sal y agua. Esto no tiene ninguna toxicidad para los ríos y mares. Es un producto amigable con el ambiente”, anota León.


En momentos de pandemias, desastres naturales, escasez de agua potable, etcétera, todos acudimos al cloro, o mejor llamado, hipoclorito de socio, por su efectividad para desinfectar.


El higienista recuerda que cuando los astronautas volvieron de la luna, no se sabía qué microorganismos podrían traen tanto sus uniformes como la misma cápsula espacial. Para asegurarse y no tener sorpresas, todo se desinfectó con cloro.

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