Editorial Metroscubicos.com / Georgina Navarrete
17 de Octubre de 2011
17 de Octubre de 2011
Algunos focos rojos que te indican que aún nos es momento para comprar son:
• Tus ahorros no alcanzan para el enganche de al menos 20%, los gastos de inicio (escrituración, apertura de crédito, avalúo), y un “colchón” para habilitación de espacios, adaptaciones y remodelaciones.
• No tienes capacidad de ahorro. Tus gastos fijos son muy altos (colegiaturas, seguros, rentas, impuestos), y comprometen tu presupuesto mensual.
• Tu nivel de endeudamiento es alto. Tienes deudas grandes a largo o mediano plazo (autos, muebles, electrónicos, viajes).
• Tu nivel de ingresos es bajo para la hipoteca que necesitas. Evalúa si puedes pagarla. Planea cómo aumentar tus ingresos o cambia de prospecto de casa.
• Tienes poco control sobre tus finanzas. Tu presupuesto es un desastre y casi nunca terminas la quincena como estaba planeada (o simplemente no la planeas).
• Hay problemas en tu matrimonio. No tienes la cabeza fría ni las cuentas claras.
• Tú y tu pareja planean tener un hijo este año. Los gastos de maternidad son altos y los hijos muy demandantes en todos sentidos. Espera a que nazca y estabilices tu presupuesto para retomar el asunto de la casa.
• Tienes planes de retomar la escuela o ya cursas algún posgrado.
• La empresa donde trabajas pasa un momento de inestabilidad. Pueden reducir horas o beneficios, o recortar personal.
• Tienes ganas (y planes serios) de viajar y conocer el mundo.
Así las cosas, el mero hecho de dejar de rentar o de vivir con algún familiar no siempre es una razón válida. Para muchos rentar es como tirar el dinero a la basura, pero pasa lo mismo con los primeros años de una hipoteca. Todo se va en intereses. Así que ahora veamos el otro cara de la moneda, las ventajas de rentar:
1.- Vives feliz sin pagar predial, y otros impuestos y gastos relacionados con una casa. Tienes que cuidar el lugar, pero los problemas graves como cambiar el calentador, la instalación eléctrica o la herrería, son asunto del dueño.
2.- Tienes acceso a una casa mejor de la que podrías comprar. Las rentas son más baratas que las mensualidades.
3.- Brinda acceso a una mejor ubicación. Hay más casas en renta que en venta.
4.- Te da movilidad. Si algo no te gusta, puedes irte al terminar tu contrato. Un vecino, la zona, o la colonia; el mismo “depa” puede tener vicios ocultos. Si vives con tu pareja y no funciona, hay libertad para moverse.
5.- Si bajan tus ingresos puedes rescindir y buscar un sitio más barato.
6.- Si cambias de trabajo y el rumbo no te conviene, puedes moverte. Vivir cerca del trabajo brinda ahorros significativos.
7.- Tu trabajo requiere cambios de residencia periódicos.
8.- Si no tienes para comprar una casa en efectivo ni para dar un buen enganche que te permita contratar una hipoteca pagable. Puedes ahorrar la diferencia entre tu renta y lo que pagarías de hipoteca para luego comprar.
Saca la mejor ventaja de rentar, la realidad es que ya llevas buen camino andado de lo que será una hipoteca. Ya estás acostumbrado a destinar una parte importante de tu ingreso para la casa.
Si estás considerando comprar, haz un plan de ahorro:
• Determina el valor total de la casa que deseas comprar.
• Calcula la mensualidad que pagarías si comprarás la casa hoy ,y agrégale un 10% (que cubra mantenimiento e impuesto predial anual).
• Abre una cuenta de inversión y deposita mensualmente la cantidad definida.
• Si después de seis meses te das cuenta que si ahorras esa cantidad no te alcanza para cubrir tus demás gastos , entonces tendrás que redefinir tu plan, porque ahora sabes que la mensualidad que creías poder pagar es demasiado alta.
• Si lograste acumular seis meses de ahorro sin percances, ¡felicidades! pues podrás adquirir esa casa que deseas sabiendo que tus ingresos te lo permiten holgadamente.
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