Saturday, February 1, 2014

Una maravilla que "deja sin aliento"

Cecilia Barrón
noroeste.com
01-02-2014

 
Una ballena jorobada asoma la cola durante el recorrido frente a la bahía.
Fotografía: Noroeste / Eduardo Reséndiz.

 


 



MAZATLÁN._ Apenas puso un pie en la embarcación y Nicole, de 11 años, ya fantaseaba con ver una ballena del tamaño del barco Isla Clarión, la más reciente adquisición de la empresa Onca Exploraciones, que la llevaría a ella y a sus amigos de la Ciudad de los Niños y del Orfanatorio Mazatlán a vivir un encuentro mágico con la vida silvetre.

Si corría con suerte, admiraría ejemplares de ballena jorobada, cetáceo considerado el quinto más grande del planeta, el cual llega a medir 16 metros de largo y pesar hasta 45 toneladas.

La menor, quien desde los 5 años habita en la Ciudad de los Niños, cuenta a sus acompañantes que jamás había abordado un barco.

"Me acuerdo que nada más una vez nos llevaron a todos al Acuario, pero yo estaba más chiquita, no me acuerdo casi. Ya me estoy imaginando que las ballenas están así de grandes, como el barco o hasta más", comenta la pequeña.

Son las 09:00 horas y el capitán Antonio Molina Tamayo enciende el motor para iniciar el paseo con duración de tres horas.

El grupo de 35 niños, de 6 hasta 14 años, que fue convocado por la compañía de paseos ecoturísticos, se acomoda en la cubierta.

Un particular sonido que bufa de manera enérgica desde el agua termina con la calma, y uno que otro mareo se apodera de los niños, mientras el oceanógrafo y director de Onca Exploraciones, Óscar Guzón Zataráin, dice que las ballenas serán vistas en los primeros cinco kilómetros de distancia de la costa.

Luego de encontrarse con una lancha de exploración de la misma empresa y de introducir un hidrófono en el agua, una cola se asoma a lo lejos y la emoción embarga a chicos y grandes, que no dejan de gritar por el espectáculo que tienen frente a sus ojos.

Son dos ejemplares
Nicole no cabe del asombro, y sin importar los consejos de otras personas, corre hasta la proa del barco para apreciar más de cerca.

"Estamos a 6 millas separados de la costa y así sea diario cuando nosotros nos traslademos para acá, ver ballenas siempre es emocionante", comenta Saúl Herrera, uno de los jóvenes que desde hace cuatro años trabaja en Onca Exploraciones.

El calor y el cansancio valen la espera por ese regalo de la naturaleza que reciben los pequeñines.

"Creemos que los encuentros cercanos con ballenas, delfines o aves, permiten cambios de actitud en los individuos, inspiran actitudes positivas y una voluntad por proteger, conservar y entender nuestro entorno", dice Guzón Zataráin.

TRAVESÍA

En la temporada invernal, las ballenas jorobadas viajan desde el norte del continente americano para reproducirse en las cálidas aguas del Océano Pacífico.

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